El especialista en Responsabilidad Social Empresaria, Nicolás Majluf, ha escrito un ensayo muy interesante sobre la sustentabilidad de las compañías que siguen actuando en el mercado y en el modelo de sus negocios como verdaderas corporaciones "sin alma". Tal vez todas las épocas de la historia se experimentan como un tiempo de profundos cambios y sorpresas a quienes les toca vivirlas. Si así fuese, ésta no sería la excepción.
Estas situaciones, a la vez, nos llenan de preocupación porque, como en una ley que resulta inexorable, frente a cada nueva oportunidad aparecen la incertidumbre, la ansiedad y el peligro de equivocarse al elegir lo que corresponde hacer.
Este nuevo entorno afecta la vida de las personas y sus relaciones sociales y familiares, el funcionamiento de la sociedad y el modo de relacionarse con las distintas organizaciones y empresas.
PROGRESOS Y NUEVAS INCERTIDUMBRES
Los progresos realizados en términos de mejor tecnología, más producción, mejores servicios en todos los ámbitos, especialmente en el de las comunicaciones, sin duda han hecho una contribución importante al bienestar de muchos.
Pero simultáneamente están planteando cada vez con mayor frecuencia situaciones nuevas, a veces dolorosas, las cuales la empresa y quienes tienen responsabilidad en su gestión no pueden obviar y no siempre tienen claridad de cómo enfrentarlas.
En épocas como ésta, los paradigmas clásicos son reemplazados y quedamos a la deriva. Muchas personas se perciben sin una guía que los ayude a navegar en este nuevo mundo. Simplemente se reconocen sin un patrón de referencia, sin poder comprender al hombre, la mujer, la familia, el trabajo, la sociedad en general y el sentido de la vida. Y esto perturba enormemente, porque les cuesta encontrarle sentido a la vida, pierden tranquilidad, capacidad de reflexionar serenamente y paz de corazón.
NO ES FÁCIL
Discernir respecto de cómo actuar cuando se enfrenta un dilema ético no es fácil, porque los temas son complejos. No siempre es claro y evidente lo que resulta bueno, justo, adecuado, porque nuestras acciones u omisiones traen consigo simultáneamente beneficios y perjuicios, y las maneras de enfrentarlos pueden poner en pugna puntos de vista muy dispares, como cuando discutimos sobre el tipo de energía más conveniente para el país.
Además, enfrentamos las decisiones éticas con sesgos intelectuales, profesionales, sociales y culturales que no podemos evitar.?
Por esto, debemos pensar con rigurosidad, formar nuestra conciencia y cultivar nuestras virtudes si queremos tomar mejores decisiones, dando la debida consideración a las consecuencias éticas. Así estaremos más cerca de lograr la paz en el corazón, y viviremos en paz con nosotros mismos.
DILEMAS EN LA EMPRESA
A continuación se ilustran brevemente dilemas éticos típicos que se enfrentan en la empresa y que van a ser objeto de reflexión y estudio en la segunda parte del curso.
1. Liderazgo ético: Son muchos los dilemas que enfrenta un empresario. El liderazgo ético tiene una adecuada apreciación del sentido de la autoridad y aplica el poder con ponderación.
2. Relación empresa-trabajadores: Tal vez no haya tema más visible que la relación entre la empresa, los empresarios y sus trabajadores. Se ha ido perdiendo el lazo de lealtad, y el vínculo entre ellos se está convirtiendo en una relación puramente contractual y monetaria.
3. Equilibrio trabajo-familia: Un tema fundamental en nuestros tiempos. O tal vez debiéramos decir el “desequilibrio” trabajo-familia. Las largas jornadas de trabajo atentan contra la convivencia y el desarrollo familiar. Además, la mujer se ha incorporado crecientemente al trabajo fuera del hogar, lo que es ciertamente beneficioso, pero exige encontrar nuevas formas de desarrollo familiar.
4. Educación y pobreza: Hay temas que en el pasado se consideraban como “temas sociales” de responsabilidad del Estado y no de la empresa. Pero ¿puede acaso la empresa sustraerse del desafío que significa la educación? ¿Hay alguien que hoy no piense en la educación como la piedra angular de nuestro desarrollo futuro y la forma más efectiva de derrotar la pobreza, reducir la brecha de ingresos y ofrecer una mayor igualdad de oportunidades?
5. Cuidado del medio ambiente: Hoy no se concibe que una empresa pase por alto esta responsabilidad, incluso más allá de las exigencias legales.
No siempre es claro y evidente lo que resulta bueno, justo, adecuado, porque nuestras acciones u omisiones traen consigo simultáneamente beneficios y perjuicios.
Majluf cree que es urgente la necesidad de pensar nuevos modelos de empresa ya que la utilidad es el único propósito de una compañía a la corta o a la larga, perderán.
El modelo de empresa predominante se ha inspirado en los postulados de la teoría microeconómica y propone que lo único que verdaderamente importa es la maximización de la utilidad. Quienes plantean que la Responsabilidad Social es importante, resultan sospechosos de querer socavar las bases del sistema de libre mercado. Así lo escribía Milton Friedman, tal vez el exponente más claro y articulado de esta forma de pensar, el 13 de septiembre de 1970 en el New York Times en su famosa columna de opinión “La Responsabilidad Social de los negocios es aumentar su utilidad”.
Él planteaba que quienes promueven objetivos deseables desde un punto de vista social, como proporcionar empleo, eliminar la discriminación, evitar la contaminación, socavan las bases de una sociedad libre. No corresponde al gerente de una empresa, que es un profesional contratado por los accionistas para rentabilizar los recursos que ellos han invertido, desviar dichos recursos a fines que no sean los propios y específicos de la empresa.
Pienso que es esta forma de pensar lo que verdaderamente está socavando el modelo de empresa. Considerar que lo único que importa es maximizar la utilidad es una respuesta que hoy resulta insuficiente y peligrosa, pues pone en riesgo la estabilidad del sistema económico que ha traído grandes beneficios en muchos países.
Son empresas que están íntimamente unidas a la sociedad y que no fijan su atención en las utilidades de corto plazo, sino en el establecimiento de una institución social sólida que mira al futuro y que ha desarrollado una alta sensibilidad para identificar y atender las necesidades de las personas y de la sociedad. Son empresas que se encuentran completamente imbricadas con la sociedad.
Lo que hace grande a una corporación no es su rentabilidad, sino su capacidad de hacer las cosas bien. Lo que verdaderamente se maximiza es el sentido de lo que hace, el propósito que persigue, la búsqueda de la excelencia, el compromiso de trabajadores y ejecutivos, la confianza en las relaciones con proveedores y clientes, el mutuo respeto y admiración de las comunidades, la equidad en las relaciones con las autoridades, y tanto más. La utilidad no puede ser el propósito de la empresa, ya no.
Javier Alejandro Rega